LAS MURALLAS DE SIGÜENZA

Hace poco nuestra cronista presentaba nuestras murallas como uno de los baluartes para conseguir ser Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (Sigüenza, la ciudad de las tres murallas). Y es que nadie podría imaginar a Ávila, ciudad Patrimonio de la Humanidad, desposeída de sus icónicas murallas o a la ciudad de Lugo, cuyas murallas también ostentan el título de Patrimonio de la Humanidad, sin ellas.

Pero si nuestras murallas no son tan antiguas como las de Lugo y no conservamos el paño íntegro como en Ávila ¿Qué les hace especiales?

En primer lugar, que no es muralla, sino murallas. Y es que Sigüenza cuenta con nada menos que cuatro murallas: una románica, una gótica y otra renacentista para la ciudad y una cuarta para la catedral. Y no hablo de que la catedral forme parte de la muralla como en el caso de Ávila, hablo de una muralla propia que la rodeaba y defendía, tal y como don Bernardo mandó levantar (doble muro) en Santa María de los Huertos.

En segundo lugar, llama la atención la extensión de las mismas. Si las medimos podemos ver que sumaron una distancia de aproximadamente 2,7 km. Si todo el lienzo siguiese en pie, estaríamos hablando de la cuarta muralla más larga de toda España, sólo por detrás de Badajoz (6,5km), Pamplona (5km) y Segovia (3,4km). Efectivamente, la tendríamos más larga que Ávila o Lugo, la muralla.

Sin embargo, la historia hace que nuestras murallas se tracen como ampliaciones de la anterior, por lo que nuestras murallas abarcan una superficie muy inferior a las anteriormente citadas. En la medida nacional por excelencia, podríamos decir que abarcarían unos 15 campos de fútbol. De unificar las murallas en una única que rodease la ciudad, podríamos tener unos 36 campos que abarcarían desde el castillo a la estación y de la catedral a la parroquia de santa María.

Y en tercer lugar están todos los usos y significados que tuvieron estos muros para Sigüenza, casi incontables. La función principal fue la defensiva, tan representada en las películas o en las jornadas medievales que no hay que perderse. De hecho, ser el primero en llegar a lo alto de una muralla en un asedio conllevaba el trofeo de la corona mural, representada en uno de los tapices de la catedral.

También fueron fronteras de todo tipo: profesional, fiscal, sanitarias e incluso social, ya que una muralla fue lo que separaba los judíos de los cristianos en Castilla desde 1412. Pero en Sigüenza son mucho más. Son las paredes de las casas que se construyeron a su abrigo e incluso la capilla de santos y vírgenes que desde antiguo protegen a los seguntinos en los mejores y peores tiempos.

Como Ávila, Sigüenza no sería la misma sin sus murallas, son parte importante de nuestro pasado y también lo serán de nuestro futuro. Hoy tenemos la suerte de poder contemplar lienzos de todas estas murallas y esperemos que nos ayuden para que “la fuerte y bien murada ciudad de Sigüenza” que vio al Quijote sea Patrimonio de la Humanidad.